Una de las alternativas a la carne y el pollo como fuente de proteínas de alto valor nutricional, la constituye el pescado. El pescado y los productos del mar son lo que más se comercializan a nivel internacional; además de proporcionar numerosos ingresos económicos y fuentes de trabajo en diferentes comunidades alrededor del mundo.
Según La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 31% de las poblaciones de peces están sobreexplotadas. Estudios muestran que pueden recuperarse rápidamente con un buen manejo pesquero. Luego de este análisis se vieron en la necesidad de hacerle frente a esta problemática de sobreexplotación para el correcto aprovechamiento de la pesca como actividad económica y alimentaria.
La pesca indiscriminada es cada vez más cuestionada. El planteamiento de prácticas de extracción sustentables se está volviendo más recurrente y necesario para la preservación de los ecosistemas marinos y los océanos.
La pesca sostenible tiene como objetivo principal pescar solo lo necesario ejerciendo el menor impacto posible a los mares. A través de esta práctica se busca preservar la vida animal y respetar los ecosistemas marinos.
Actualmente, debido al crecimiento de la población y la alta demanda del pescado y los productos marinos se produce una sobreexplotación de los mares por intervención del hombre, por lo que la pesca sostenible se hace imprescindible.
Greenpeace ha elaborado una serie de principios para una pesca sostenible basados en el Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO. Según estos principios, una pesca sostenible está enfocada en preservar el ecosistema y en la ayuda a proteger especies.
A través de la pesca artesanal se asegura mantener la biodiversidad y conservar la estructura de los ecosistemas acuáticos. Estas son las artes de pesca más utilizadas:
Otra de las prácticas sostenibles que se destaca es la acuicultura, la cual se encarga del cultivo de pescados, moluscos, crustáceos y plantas marinas. También implica la alimentación y la protección de las especies dentro de las plantas que se disponen para esta actividad.
La acuicultura sostenible es, además, una forma de ofrecer a los consumidores productos de calidad, gracias a las técnicas empleadas durante el proceso de cultivo.
La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señaló en un informe del 2010, que la acuicultura representaba el 47% de la producción mundial de especies comestibles. Por otra parte, estimaba que la pesca mundial se estancaría en los próximos 30 años y la acuicultura es la única opción para satisfacer la creciente demanda de pescado.
El pescado y los productos piscícolas se cuentan entre los productos alimentarios que experimentan un comercio más intenso y más de la tercera parte de su producción se destina al comercio internacional.
El comercio internacional de pescado y productos pesqueros no debería comprometer el desarrollo sostenible de la pesca ni la utilización responsable de los recursos acuáticos vivos.
Por tanto, resulta especialmente importante que todos los que intervienen en este sector se rijan por el mismo conjunto de reglas.
En nuestro país existen medidas que permiten asegurar la protección de los recursos hidrobiológicos. Estas se han dado gracias a la investigación científica, la evolución tecnológica y la compresión de los ecosistemas.
Perú es un país privilegiado por la gran productividad de su mar, crucial para la salud de la economía y la alimentación de todos los peruanos. En su compromiso con la gestión de la diversidad biológica y el desarrollo de políticas para su protección, nuestro país ratificó el Convenio de Diversidad Biológica mediante Resolución Legislativa Nº 261181 de fecha 30 de abril de 1993.
Por esta razón, en UMI FOODS participamos de los objetivos de este convenio a través de las buenas prácticas de sostenibilidad pesquera: